sábado, 30 de septiembre de 2023

VIVENCIAS DE UN AÑO MÍTICO, 1992

 
MIÉRCOLES, DÍA 1 DE ENERO

        ESTA VEZ NO DESEÉ NADA EN CONCRETO EN LA LLEGADA DEL NUEVO AÑO

                    Es habitual, por lo menos para mí lo fue, el desear en el instante inmediato al final de las campanadas de fin año, cuando se inicia el rosario de abrazos, besos y deseos de felicidad  entre los que estamos reunidos en un mismo lugar, que uno también lo sea en el año nuevo que comienza. Pero mo, en esta ocasión, no deseé  nada en particular; entré en el año dejándome llevar en ese carrusel ya señalado, procurando que nadie quedará sin mis besos y abrazos.
                    Quizás que ello fue porque era un riesgo pedir algo para este especial "92", que ya tiene bastantes alicientes para que un insignificante quiera conseguir algo igualmente especial. Quizás, porque las intenciones y propósitos de otros años, en la mayoría de los casos, no pasaron de los límites de ser simplemente buenas intenciones y mero propósitos. Quizás, ello fuera debido a que, sin negar nuestra participación en los hechos de nuestra vida, ni caer en la absoluta predestinación, el que se hagan realidad los mismos, también depende otros, que por otra parte cada vez te decepcionan más... Y por muchos más "quizás".

                    Iniciamos el año en la Cafetería Manoli, cerrada expresamente para nosotros, para los nuestros, y entre baile, cante, juegos, bebidas y comida, vestimos por primera vez a esta Año-Niño nuevo, que nació con nombre propio.

                    ¡La que nos espera con el "92"...!


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