Domingo, día 24 de Diciembre
¡YA NO ES COMO ANTES!..., por lo menos para mí.
Deseos de felicidad y buena mesa. Reunión familiar en torno al motivo navideños. Aparentemente todo igual, pero no tiene uno esa sensación de antaño. Han desparecidos las zambombas y las panderetas, ya no se cantan villancicos, ya no suenan las botellas de aguardiente, de esas del mono, rascadas con los cuchillos, los más jóvenes están deseando que se termine la cena, no para ir a la Misa del Gallo, sino para acudir a sus fiestas particulares celebradas en viejas casas "alquiladas2 para estos días. Desparecieron las "Pastorales" que recorrían las calles con sus cánticos navideños, vestidos de pastores, de ahí su nombre, y despertando la admiración del vecindario; calles que ahora se ven sembradas de petardos y cohetes molestísimos.
El Árbol del Navidad, del que nadie niega su peculiar encanto, va ganando terreno de forma alarmante al Belén o a los Nacimientos de nuestra niñez, al igual que Papá Noel o Santa Claus se lo ganan a Melchor. Gaspar y Baltasar.
El consumo del juguete sofisticado es la norma y hasta las ilusiones infantiles en sus creencias
son explotadas como globos sin el menor escrúpulo.
De verdad y siendo la mar de sincero, que para mí por lo menos, esta gran fiesta no es como antes; ni mejor, ni peor, pero sí, diferente.
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