miércoles, 27 de septiembre de 2023

RETAZOS DE UN AÑO, 1989-1990, DÍA A DÍA


                    Con la entrega de hoy cerramos esta ventana recuerdo de un año concreto, como fue el 1989; no sabemos si la volveremos a abrir pasado el tiempo con recuerdos y vivencias de otros años; pero de momento dentro de unos minutos la clausuramos. Gracias a los pacientes lectores, que nos prestaron su tiempo.

DÍA 6 DE ENERO, SÁBADO

                                                                      EPIFANÍA

                    Con los años uno pierde muchas cosas y en día tan señalado hemos perdido la ilusión de estas fiestas. El Premio Planeta y el finalista del mismo, vuelven a acompañarme. A los niños, ya no tan niños, se les medio conforma con ropa más o menos cara, de marca, y pos supuesto, de sus gustos. Y Adela, mi mujer, sabia como ella sola, guardó el dinero para las rebajas.
                    El Betis ganó en Sabadell y la fiesta de cada año del Partido Andalucista será mañana domingo.

                    Y como habíamos anunciado, el finiquito será con un recuadro dedicado a una persona muy querida por nosotros, José María de los Santos.

                                                        NUESTRO RECUADRO

                    De tanto usarlo se le rompió el corazón. Antes de ser operado sólo deseaba que no se le acabara el aire.
                    La muchacha de la casa gritaba, porque sus desgarradas frases eran gritos: ¡Qué mala idea!  ¡Qué mala leche!
                    Es una perdida irreparable,casi insustituible.
                    Una alumna, como la hermana de Lázaro, el resucitado por Él, me decía con lágrimas en sus ojos y una tristeza alarmante en su rostro juvenil, que habían perdido lo mejor de la Escuela.
                    Juan Carlos, un amigo de tantos, entre dientes musitaba que vaya golpe más grande para el Partido. Y no sé quien añadía que si el poder parece dar salud, a nosotros, que somos pocos, se nos van los mejores.
                    El Himno de Andalucía, el de su tierra, fue el más sentido y dramática a la vez; a más de uno se le truncó la voz y en el anochecer de su vida, ya en la puerta de la Capilla del Cementerio, la frase casi callada de su hermano, como la de Blas Infante, se oyó con toda nitidez y todos los asistntes, ante la muerte, gritaron: ¡Viva!
                    La blanca y verde que cantara Carlos Cano, uno de sus amigos, por la que tanto luchó, envolvió su arca y el crucificado, el de verdad, por el que luchara siempre igualmente, y su cuerpo sintieron el calor de su gente.
                    El silencio se escucho muchas veces.
                    Todos hemos perdido algo con su ausencia. Se nos fue un hombre grande, un religioso convencido, un político aparentemente silente, y un amigo. José María nos dejó su ejemplo, su bondad, su utopía, su palabra..., y un enorme vacío. Y como decía Concha, se rompió el norte de muchos, la brújula se volvió loca.
                    Mi rebeldía impide que te dé mi adiós, querido José María. Sentí rabia por haber tenido que acompañarte portando flores; otro te llevaron sobre sus hombros y fue más que sincero el sentimiento de tu pueblo; pero... ¿Por qué así, Señor?
                     ¡Descansa en tu paz!


No hay comentarios:

Publicar un comentario