Sábado, día 25 de Noviembre
CUMPLEAÑOS CENTENARIO
Pocos pueden alardear de esta situación, la de vivir todo un siglo; esto es lo que le ha ocurrido a una visueña ayer. Juana es su nombre y que estaba más feliz que nadie en su humilde casa porque en ella festejaba su centenario, convirtiéndose por ello, mujer importante en su pueblo.
Cien años en los que la acompañaron miserias e insatisfacciones de todas clases, con una vida llena de sinsabores e ingratitudes y que, ahora, comparándose don lo que anteriormente había vivido, se encuentra como en un paraíso; pues hasta puede dar incluso al cumplimiento de uno de sus pequeños anhelos, como es el de poder jugarse algunos cuartos en los cupones de la ONCE, gracias a su pequeña paguita y a los obsequios monetarios de sus hijos cuando vienen a visitarla los domingos.
Cien años que le han permitido enfrentarse a la vida y a la muerte dentro de su numerosa familia, con dos varones y una hembra que aún viven, con cuatro hijos ya fallecidos, con un montón de
nietos y biznietos y hasta tataranietos...
Lástima que no vea bien, que esté con muchos achaques, que deben soportas los que la rodean, de buen comer para su edad y con escenas y hechos grabados en su mente que aún relata a los que le rodean con extremada lucidez; como la carta que le escribió a su primer y único novio, el que sirviera en Ceuta y la repuesta de este llena de amor; o su petición a la Virgen de los Reyes que no fuera aquel a la guerra del Gurugú; o su dificultad para celebrar la Cruz y poder entrar en no sé qué espectáculo que costaba entonces siete perras chicas, con sus hijos, porque no las tenía; o de sus "fiados" en más de una decena de tiendas.
Ahora todo es distinto, pues hasta el alcalde del pueblo iba a ir a su casa y que reiteradamente, desde la una del mediodía, preguntaba por la hora que faltaban para que llegaran las cinco, hora anunciada de nuestra llegada; aunque ironías de la vida, de la suya, tuvo que esperar cien años para ello.
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