Jueves, día 23 de Noviembre
¡FELICIDADES, HERMANO!
Medio siglo de vida, cincuenta onomásticas ya y felicidades a un hermano y un sobrino, cuyo día de San Clemente, casi siempre hemos festejado juntos. Son días que no suelen decir nada especial dentro del largo santoral para casi nadie, por no ser santo de los catalogados como de primera categoría o de las que obligan a usar el rojo en los calendarios o almanaques; ni por ello, sufren o son objetos de las veleidades políticas para colorearlo o dejarlo en blanco y negro; pero sí importante para algunas familias como la nuestra, que cuenta con algún que otro "Clemente".
Nombre que resulta poco frecuente e incluso raro para no pocos, al igual que familiar y hasta sonoro, de excelso significado, para los que estamos en contacto desde siempre con él.
No libre de anécdotas como la de nuestra sobrina Marimel, castigada según ella misma con el nombre de Melchora y a la que tampoco le hacía gracia el de su tío Clemente, y que se viera obligada por circunstancias de la vida y la muerte, ya que así se llamaba su suegra, a ponerle tal nombre a la primera hija, disfrazando su disgusto con el diminutivo de "Tina"; O la de que a nosotros, desde siempre, nos llamaran los "Clementes", para distinguirnos de otros chavales, ya que nombrándonos los "Pepes", por existir tantos, no iba a facilitar la tarea de identificación. O la de una pequeñina de un buen amigo, de Luciano, gallego adoptivo de Melilla, que por dificultad de pronunciarlo, lo redujo a un sonoro "Clin", que sirvió para que algunos de los dibujos de mi querido hermano llevaran esta firma. O la del recuerdo de aquel examen de ingreso en el antiguo bachillerato suyo, en el que el sacerdote que componía el tribunal, le preguntara por el significado de su nombre..
¡Felicidades, HERMANO, para hoy y para siempre!
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