Miércoles, día 22 de Noviembre
17 DÍAS DE UN PRESIDETE
En mi juventud tuve la imagen del Líbano como el de un lugar paradisiaco, donde se vivía con toda clase de lujos y donde se refugiaba parte del poder económico de nuestro mundo; como otra Suiza, donde la nieve era reemplazada por una mar tranquila y un cielo azul del oriente bíblico. ¿Y por qué esto? Sencillamente porque así lo habían querido los hombres. Pero un día, esos mismos hombres tuvieron que escoge un lugar donde dar salida a sus monstruos bélicos y donde sembrar la muerte y destrucción y fijan su mirada en aquel mismo lugar y el Líbano se convierte en el polvorón del lejano Oriente Medio; donde a partir de entonces la guerra se hace tan habitual que nadie se se ve libre de ella, ni las razas, ni las religiones, ni las naciones, ni las edades, ni las clases sociales...; todos a partir de ese momento participan en esta danza de muerte; mientras que los que la propician se frotan las manos desde otra lejanía por sus opíparas ganancias.
Y cuando la paz parece alcanzarse, sale algún grupo en nombre de cualquier deidad de la guerra que la obstaculiza, y la violencia vuelve encontrarse a sus anchas. Convirtiéndose estos grupos en abanderados de Cristo, de Alá, del Poder o de la Justicia, para seguir adelante en esta estúpida y sangrante carrera hacia la destrucción.
Sólo 17 días ha estado como Presidente de este país, Moawad. Una trampa lo destrozó, como a parte de su numerosa escolta, y como a tantas criaturas les había ocurrido con anterioridad-
Ahora, elegirán a otro, que desde su llegada al poder se verá envuelto en este riesgo permanente de muertes y más muertes y de esta manera se seguirá escribiendo la triste historia de este país. ¿Hasta cuándo? Hasta que la locura que aprisiona a parte de la humanidad, basada principalmente en el poder se transforme en otra de amor, respeto. solidaridad, justicia y de construcción.
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