Domingo, día 19 de noviembre
LO QUE MENOS PODÍAMOS IMAGINAR
Ningún aviso de inundación, de casas con problemas, de atascos, etc., etc., a pesar del agua y viento que se despacharon a gusto y que la única preocupación que exigió la intervención de nuestro personal de servicios generales e incluso de los bomberos de la población vecina de Carmona, llamados por el mismo párroco, fue la del peligro que suponía el andamiaje montado alrededor de la torre de la Iglesia. El mismo se soltó en parte, se movió de lugar y doblado en su zona superior encerraba un cierto peligro, y todo ello propiciado principalmente por la violencia del viento y de la resistencia que le ofrecía la red que servía de protección, en esta ocasión convertida en auténtica vela y que tiraba de todo él.
Se pudo quitar esta y se afianzó la parte peligrosa del andamiaje, desapareciendo el riesgo para los pocos vecinos del conocido Callejón del Viento, que tiene bien ganado y a pulso el sobrenombre.
Aguanté más de lo normal para no dormirme, por si me llamaban por alguna incidencia importante, aprovechando para ver algo del festival de la OTI con bastante sueño e intranquilidad, quedándome en vela hasta la interpretación de la cancón representante de España, la cual no me agradó en demasía. Es justo señalar que su estilo fue distinto a las demás, e igualmente pienso que estos festivales han perdido el gancho que pudieron tener en sus comienzos, y no menos cierto es que este en concreto no lo tuvo casi nunca,, que está de capa caída y prueba de ello es que la televisión no comentó nada al día siguiente.
Lo mejor de todo es que no hubo que lamentar nada importante acerca de la alerta roja, que no fuera mas que la preocupación que tuvimos durante todo este tiempo.
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