“DE MADRID AL CIELO”
Pecado capital es estar en Madrid y no visitar el Museo del Prado.
A cada uno le tira lo suyo, aunque en esta ocasión, no creo equivocarme al afirmar que EL PRADO es el más importante Museo de pinturas del mundo, de los que conozco (Louvre(París), British Museum (Londres), Museos Vaticanos (Roma), Galerías Uffizi (Florencia), Museo del Prado (Madrid))
No solo de pintura vive el hombre. Hay que alimentar bien el cuerpo antes de cualquier visita a cualquiera de los Museos citados con anterioridad. Y qué mejor que hacerlo en el hotel donde nos alojamos, después de una reparadora ducha. Un importante inciso culinario antes de reunirnos con los expedicionarios de “Amigo tour”, bajo el mando del guía sevillano, Fernando que nos dará las correspondientes explicaciones de los cuadros a ver y de sus respectivos autores.
Es bueno visitar una buena pinacoteca con guía o con algún estudioso conocedor de lo que se va a ver, aunque ello suponga abusar de las prisas, del correr y correr, del imposible detenernos algo más de la cuenta en los más importantes cuadros y artistas. Y lo peor de todo es que no estamos, a nuestra edad, en condiciones de repetir visitas a los grandes museos o encontramos alicientes mayores en otras actividades.
Coincido con Fernando, nuestro guía, que, en el Prado, hay un antes y un después de Velázquez y que, en la programada visita, adaptaremos nuestros pasos y velocidades contemplativas a este argumento.
Al final de la película, nos quedamos con la rapidísima visión de muchos, muchísimos cuadros de todos los tamaños, de muchos autores conocidos y desconocidos, poco disfrutados, que seguirán en el anonimato, por la imposibilidad de retener tanta pintura. ¡Quienes se salvan de la quema? Los más destacados, los más reproducidos, los más conocidos a través de reproducciones y libros de arte.
Imposible enumerar cuadros contemplados o hacer un listado de pintores famosos internacionales vistos y admirados. Nos quedamos con la satisfacción de haber vuelto al Prado, de haber contemplado, in situ, muchas de las grandes obras expuestas en sus salas, de haber tenido la posibilidad de pisar, sorber, de volver a encontrarnos con tanta maravilla realizada por el hombre y siempre valorada por otros hombres, capaces o incapaces de crear arte.
En el intermedio de las visitas al Prado, cometimos el error de visitar “El Reina Sofía”. Gastaré pocas palabras en describir la pobre impresión que me causó la visita. Al margen del edificio, como decimos por aquí, cuando algo no nos agrada, un auténtico “Batatazo”. El “Guernica” me defraudó y lo demás, barato y deslavazado complemento del famoso Picasso, de una pobreza manifiesta. Sobrado de propaganda política, pobre en obras de grandes artistas. Inmerecido Museo para Madrid y, en provincias, con el Guernica incluido, no alcanzaría la categoría de importante. Modesta opinión de este escribano. La comida a las puertas del Reina Sofía ni fu, ni fa. Calamares como plato estrella, 2 paellas algo requemadas, postre y café.
Por la “culpa” de Velázquez, volvimos al Prado, por la tarde a pesar del cansancio acumulado en la larga visita mañanera. Un capricho y un olvido. El capricho, ver “Las hilanderas” y un olvido, no ver “La rendición de Breda”. Aprovechamos esta segunda visita del día para ver con detalle las salas de Murillo y algunas otras que no vimos por la mañana.


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