Sobre la espadaña
del viejo convento,
la cigüeña blanco
y el blanco cigüeño,
plantaron un nido
para sus polluelos,
con ramitas secas,
con tallitos tiernos,
con suaves plumitas
y trapitos viejos.
Sobre la espadaña
en el nido nuevo,
la blanca cigüeña
ha puesto dos huevos,
uno muy blanquito,
otro, algo moreno.


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