Es corriente encontrarse con pequeños que cuando, a pesar de sus cortos años, pierden a uno de sus queridos abuelos, piensen que estos se han marchado al cielo y se convierten, en no pocos casos, en estrellas de las más luminosas. Podía ser este poema el que recogiera un momento similar al señalado anteriormente. Resulta hasta bello y hermoso, contando con la ilusión de los peques, el poder encontrar a sus abuelos en las estrellas.
6 .- LA ESTRELLITA DEL ABUELO
Aquella estrellita
de carita blanca,
de brillo encendido,
pequeña y lejana,
me manda, de noche,
rayitos de plata,
rayitos de seda,
de seda escarchada,
con alfileritos
de espumita clara,
que, en mis ojos viejos,
felices se clavan,
tallando cosquillas
en mi alma cansada.
Estrellita bella,
de carita blanca,
de brillo encendido,
pequeña y lejana,
¿por qué no te vienes
conmigo, a mi casa?
Casita chiquita,
coqueta, galana,
de puertas abiertas
y muchas ventanas,
salitas celestes,
y blancas las camas,
para que tú duermas
como una sultana,
cerca de mis nietos,
luceros de nata.
Estrellita bella,
lucecita clara,
cancioncilla dulce,
de la madrugada,
sueño de poeta,
estrella del alma,
no lo pienses más,
¡Vente ya a mi casa!
Y como la bella estrella no bajó a la tierra, mi abuelo querido se fue con ella, para que yo en mis noches, asomada a mi ventana, alegre y sin prisas los observara. ¡Gracias, estrellita de carita blanca!

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