sábado, 1 de abril de 2023

365 Y UNA POESÍAS ( 2004 - 2005 )

336 .- MI AMIGO LOCO

        Con un loco me encontré
en un frondoso jardín,
como loco, venía el pobre,
con ganas de discutir,
gritando y gesticulando
como un torpe espadachín.
        Cuando a mi altura llegó,
se detuvo el infeliz,
clavó sus ojos en los míos
y comenzó a sonreír.
        Sus risas, con locas prisas,
se vinieron hacia mí,
invitándome, en el tiempo,
actitud bien borreguil,
a emular su blanca risa,
risa loca, muy infantil.
        Mudó el ceño de su cara,
dejando de sonreír
y, con voz de truenos huevos,
me dijo con retintín:
"Qué haces tan de mañana,
paseando en mi jardín?
¿Acaso no sabes tú,
que está prohibido venir
a estas horas tan temprana,
en estos días de abril?
        Una gran curiosidad,
se despertó junto a mí,
quise saber el por qué
y el quién me iba a prohibir,
el pasear de mañana
en aquel bello jardín.
Sin perder la compostura,
sin dejar de sonreír,
le pregunté al pobre loco,
que miraba sin oír.
"¿Por qué yo no puedo estar
paseando por aquí,
en las hermosas mañanas 
que nos dona el mes de abril?"

        El loco quedó en silencio
y, en su mente de serrín,
buscó una buena respuesta
para contestarme a mí.
Cambió su tono de voz
y con aires de arlequín,
fue recitando bajito
lo que quería decir:
"Los hombres como tú, vienen
a robar en mi jardín,
unos se llevan las rosas,
otros, mi blanco jazmín,
unos tronchan los gladiolos,
otros, mis flores de lis,
unos arrancan claveles,
otros, me hacen sufrir,
al maltratar a las flores, 
que viven en mi jardín.
Así que, torna el camino
que te condujo hasta aquí,
que las flores y los locos,
en eso del convivir,
nunca con el hombre andamos
como un piñón, a partir.
¡con Dios vayas, cuerdo humano,
y olvídate del jardín,
y dile al hijo del hombre
que no venga por aquí,
que un ramillete de flores
y un cabeza de serrín,
están dispuestos a matar
y, si hace falta, morir."

        Terminado su discurso
no se quiso despedir,
dio una torpe media vuelta
y se retiró de mí,
dejándome como un lerdo,
mudo, como un adoquín.
        Pasados unos instantes
de aquel imprevisto fin,
me dediqué a meditar
sobre lo ocurrido allí.
Y en unas gotas de tiempo,
en mi mente descubrí
una sentencia del caso,
una conclusión feliz:
¡Que aquel especial loco era
jardinero de postín!

                                        El Viso del Alcor, 1 de Abril de 2023

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