295 .- MI PISITO DE LA BALLENA
Junto a la Plaza del Carmen,
entre calles marineras,
tengo un pequeño refugio,
que a mí me quita las penas,
anclada junto a la mar,
en playa de la Ballena.
Entre sus claras paredes,
mis sentidos se despiertan,
se envalentona mi cuerpo
y mis sangre se caldea,
¡Querida metamorfosis,
milagro de la Ballena!
En su pequeña terraza,
despierto, mi mente sueña,
con caballitos de mar,
con mil cantos de sirenas,
con caracolas doradas,
con barcos de blancas velas,
soñando ser marinero
y, al mismo tiempo, poeta.
Los haceres cotidianos,
criados en rutina espesa,
se truecan en melodías,
al pie de una corta siesta,
bajo sopores solares,
tendido sobre la arena.
Y un murmullo de aguamar,
de voces que, al eco, juegan,
y unos rayitos de sol,
hijos de la pura candela,
y un parasol llamativo,
pintor de una sombra inquieta,
y las continuas pasadas
de una brisa marinera,
componen bella canción
a orillas de la Ballena.
El aire respira sal,
el sol se embriaga con ella,
sesteando, titán lúcido,
sobre la cálida arena,
sembrando, en plácida mar,
mil diminutas estrellas,
volátiles pinceladas
de plata, sobre las crestas,
de unas olas que se rompen
antes de morir en tierra.
Junto a la Plaza del Carmen,
entre calles marineras,
tengo un pequeño refugio,
en playa de la Ballena,
allí nacieron los versos
de este sencillo poema,
allí nacerán más versos
para otros nuevos poemas.
El Viso del Alcor, 19 de Febrero de 2023

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