Sábado, día 4 de febrero
SOMOS
DISTINTOS
Salvo raras excepciones y creo que como
fruto de una educación sexual inadecuada
o en no pocas ocasiones inexistente, parecía que el elemento fundamental de las
relaciones sexuales o por lo menos el obligado a iniciarlas era siempre el
varón; lo que generaba la asunción por parte del macho de este compromiso, que
a su vez se traducía en líneas generales a casi siempre estar dispuesto a
entrar en faena. Mientras que, por el
contrario, la hembra asumía el rol de, además de la indiferencia por múltiples
y variadas razones, disimular en más de una ocasión sus apetencias.
La falta de entendimiento – sin señalar
culpable – puede originar situaciones complejas, desde la “violación real” por
parte del hombre, lo que aún hace más difícil las relaciones futuras, o mejor
dicho, el futuro de las relaciones, hasta la inhibición o el alejamiento,
levantándose una barrera entre ambos cuerpos que terminan por darse cara con
los respectivos traseros y que acaba o puede acabar en que al no funcionar
“esto·”
no funcionen otras cosas, aumenten las
tensiones de todo tipo y se acabe por parte del aparentemente insatisfecho en
la búsqueda de un repuesto, que por otra parte no está mal visto por nuestra
sociedad bien machista, queramos o no, pues bien distinto sería si estas
libertades se las tomara la mujer.
Es verdad que además de lo anterior es
que realmente somos distintos y en ello quizás radique el encanto y el
desencanto de unas relaciones, que suelen ser de las más naturales del género
humano, por no decir la fundamental.
Si eso “funciona bien”, seguro estoy de
que funcionarán igual de bien otras muchas cosas.
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