159 .- ¡LÁGRIMAS!
Mis penas bien las conozco,
a contármelas no vengo,
que cuando ellas nacieron,
tú, no existías siquiera,
eras un trozo de nada
envuelto en falsa quimera.
No llores conmigo, niña,
por estas, mis grandes penas,
que tus lágrimas parecen
aguas de locas tormentas,
que caen con mucho ruido
y sus perjuicios, silencian.
Déjame solo, mujer,
con mis lágrimas sinceras,
lágrimas que de mis ojos
brotarán como agua fresca,
de una fuente cantarina
que han levantado mis penas.
¡Adiós lágrimas benditas,
nacidas de buena cepa,
crecidas junto al amor,
medicina de mis penas!
Adiós lágrimas vertidas
como lluvia limpia y fresca,
para lavar y calmar
estas, mis grandes penas.
El Viso del Alcor, 6 de Octubre de 2022

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