UNO DE TANTOS
Cuando
fui a pedirle la nave para preparar las carrozas de la Cabalgata de Reyes Magos
me la negó rotundamente. Luego supe que no era suya.
Cuando
reunimos a los antiguos socios de la Cooperativa ACASUR para proponerles el
hacernos cargo de su nave y que nos entregaran la llave para hacer uso de ella,
mejor cuidarla e incluso gestionar la propiedad a cambio de que desaparecieran
las órdenes de embargo que recaían sobre ella, nos vimos sorprendidos por la
actitud de la misma persona, que se había convertido de hecho en dueño de ella,
llegando a disponer incluso de la escasa maquinaria que quedaba y que la tenía
en su poder y para su uso particular.
Cuando descubrimos que la mayoría de los socios tenían
sobre sí la amenaza de embargo, aumentó más nuestra sorpresa y el colmo fue al
saber por boca del mismo personaje de las reiteradas negativas que él no estaba
incluido en ese riesgo.
Lamentablemente no son pocos los que tengan como norma de
conducta la esgrimida por este señor, que incluso en charlas de bares se
apunten al trolebús del progresismo, a la defensa de la democracia y se sitúen más allá de la izquierda
moderada.
Y es que la mayoría le consiente esta actitud, que es su
argumento más sólido. Algunos piensan que es un pobre diablo, bruto e ignorante
y que es así; otros señalan que tiene muy mala leche y mejor es no molestarlo,
ni complicarse la vida.
Yo, sin embargo, lo incluiría en el capítulo de los
vividores y pienso que su enfermedad es la de tener la cara más dura que el
cemento armado o que el diamante con el que suelen cortar los cristales.

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