jueves, 29 de septiembre de 2022

RETAZOS DE UN AÑO, 1989, DÍA A DÍA

 

Sábado, día 21 de enero

        NOS COMIMOS EL COCHINO DE MI CUÑADO EN LA CASA DE JUAN BELLOSO

               Por segundo año Juan nos ha invitado a su casa para tomar unas copas con motivo de la Navidad pasada y allí se fragua esta segunda fiestecilla. A mi cuñado se le calentó la boca con el efecto del alcohol y eufórico hace extensiva su invitación de que en este día nos vamos a comer un cochino. Y cumple su promesa después de no pocas peripecias y multitud de llamadas que tienen como protagonista a Paco, el que iba a venderle en principio el cerdo. Lo cierto es que estamos reunidos para comer, beber y charlar de nuevo en la casa de Belloso que tiene en la calle Albaicín; otros y no pocos, además de lo anterior animarán la reunión con sus cantes y bailes. No faltando los que aprovechan para pasarse de la raya y en la creencia de ser graciosos meten la patita hasta la cintura.

             Me equivoqué al llevar a esta reunión algunos de mis dibujos a plumilla, ya que no era el momento ni el ambiente adecuado.

         Y cuando fuimos a por Diego hubo algunas tensiones que se acentuaron en la despedida, envueltas en bromas, que como pienso yo siempre encierran algo de verdad, debidas principalmente a las estupideces verbales de uno en concreto, cuyo nombre no merece reseñar, que en su afán de hacer gracia de todo, termina por hacerse desagradable, rayando en la impertinencia, el descaro, el mal gusto, la chabacanería y en definitiva, cambiando la atracción por la repulsión.

            Y es que existen personas que todavía no saben estar en los sitios, sobre todo cuando el alcohol va aumentando en su sangre, porque cuando el que se cree gracioso, sin serlo, se pasa de la raya y deja de tener gracia.





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