jueves, 7 de julio de 2022

365 Y UNA POESÍAS (2004 - 2005)

                             Ayer nos impresionó el ver como una de las jóvenes leyendas de nuestro fútbol, el guardameta Unzue, encendía la mecha del famoso chupinazo pamplonica, y recordaba con sus palabras a todos los que como él, están luchando contra el ELA, sin perder las esperanzas de vida.
                              Hace dieciocho años nuestra reflexión sobre esta internacional fiesta en torno a su San Fermín, es la que hoy traemos aquí.

68.- SIETE DE JULIO, SAN FERMÍN

        Desde la distancia, opino,
desde la barrera, veo,
la desatada locura
vivida por todo un pueblo.
Pueblo amante de la vida,
pueblo con sangre de pueblo,
pueblo, que todos los julios,
proclama a los cuatro vientos,
la no comprendida esencia
de su más grande festejo
y escribe mil nuevas páginas
de valor, locura y miedo.
        En este siete de julio,
miércoles sanferminero,
de atrevimiento, vestido,
con estos versos, me atrevo,
queriendo yo descubrir,
con serios razonamientos,
con talante comprensivo,
con el debido respeto,
dónde reside la magia
de sus famosos encierros.
        La muerte, cada mañana,
después de oír leve trueno,
busca encontrar en la calle
vida de jóvenes cuerpos,
quebradas, en un instante,
por unos terribles cuernos,
astas hiniestas de toros,
espigas de puro acero,
que quieren morir matando
antes de llegar al ruedo.
        San Fermín, cada mañana,
después de oír fuerte trueno,
se viste con viejas ropas
de médico o curandero,
sin olvidar los laureles
de santo muy milagrero.
Recorre vías y calles,
arterias de los encierros,
realizando cien quites
a mozos que van corriendo
y que, en un macabro instante,
instante de los lamentos, 
ven muy cercana la muerte,
que los toros llevan dentro.
        Una riada mañanera,
río de jóvenes cuerpos,
de aguerridos pamplonicas
y entusiastas forasteros,
venidos de todo el mundo
para correr los encierros,
le pide al Santo, fortuna,
con unos sencillos rezos.
Rezos que se multiplican,
después de oír breve trueno,
en las bocas, en las mentes,
en los mas hondos adentros,
de esposas, madres, familia,
que viven terrible infierno.
        Quisiera que algún navarro,
erudito en los encierros,
pudiera a mí, revelarme
la esencia de estos festejos
que, en algunos de nosotros,
despiertan, sin miramientos,
rechazos, incomprensiones,
variopintos sentimientos,
expresiones negativas,
descargadas sobre el pueblo.
Y mientras ella no llegue,
seguiré en mis derroteros
de lamentar la existencia
de estos peligrosos juegos,
que al despertar la mañana,
después de sonoro trueno,
cartas de vida y de muerte
se juegan en el festejo.

                                            Santa Cristina, A Coruña, 7 de Julio de 2022

No hay comentarios:

Publicar un comentario