domingo, 19 de junio de 2022

365 Y UNA POESÍAS (2004 - 2005)


50.- A LA ORILLA DEL SILENCIO

        A la orilla del silencio
me puse yo a meditar,
sobre las luces y sombras
que encierra toda verdad.
        Mi verdad es verdadera,
la tuya, tiene su aval,
y también es bendecida,
la verdad de los demás.
Si la verdad es sólo una,
y aquí, enfrentadas están,
¿Cuál de estas, nuestras verdades,
es verdadera verdad?

        A la orilla del silencio
me puse yo a meditar,
sobre el dolor y los goces
que guarda la libertad.
        Mi libertad es sagrada,
la tuya, ha de ser igual,
y  sagradas han de ser
las que gozan los demás.
Si la libertad es única,
y aquí, reñidas están,
¿Cuál de nuestras libertades,
debemos todos guardar?

        A la orilla del silencio
me puse yo a meditar
sobre el sabor y la hambruna
que arrastra consigo el pan.
        Mi pan es justo alimento,
para ti, ha de ser igual,
y alimento irrenunciable
para todos los demás.
Si el pan es fuente de vida,
y de él, hay quien falto está,
¿Quiénes son los fabricantes
de las hambrunas del pan?

        A las orillas del silencio
me puse yo a meditar,
sobre el escrito derecho,
a disfrutar de un hogar.
        Mi hogar es bendita casa,
el tuyo, no queda atrás,
y por sentido común
lo han de tener los demás.
Si el hogar es un derecho,
que nadie debe obviar,
¿Por qué miles de personas,
al raso, viviendo están?

        A la orilla del silencio
me puse yo a meditar,
sobre las telas y harapos
que cubren cuerpo mortal.
        Mi vestir está resuelto,
al tuyo, le ocurre igual,
y así tendría que ser
para todos los demás.
Si los vestidos son telas,
fáciles de fabricar,
¿Por qué millones de humanos,
aquí, desnudos están?

        A la orilla del silencio,
me puse yo a meditar,
sobre los cinco pilares,
que el hombre ha de levantar,
con los que vivir la vida,
en su cierto caminar.
Abren puertas al camino,
la verdad, la libertad,
y para andar por la vida,
que nadie olvide pan,
una casa, un vestido y...,
sobra todo lo demás.

        El día que el ciego hombre
viva en solidaridad,
e ice los cinco pilares
que, en versos, quedan atrás,
sonarán mil claros cantos
de clara felicidad,
y un eco de clara dicha
la tierra recorrerá,
como salmo interpretado
por toda la humanidad.

                                        Santa Cristina, A Coruña, 19 de Junio de 2022

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