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locura vigésimo tercia
LOCURA TREINTA Y TRES
La locura treinta y tres,
treinta y tres versos engarza,
unos, formales y serios,
otros, cargados de guasa,
son extremos de la vida,
moneda de muchas caras.
Treinta y tres años tenía
el Cristo de las estampas,
cuando una alocada chusma,
plebe, gentuza, morralla,
por el pecado de amar,
la vida le arrebataba,
sobre una rústica cruz,
como si fuera un canalla,
sentencia injusta, cumplida,
sus jueces, como si nada,
la muerte de un hombre santo
no vale muchas palabras.
Los galenos siente algo
por esta curiosa triada,
treinta y tres, es talismán,
repetido en mil "batallas",
no sé por qué fue elegido,
en la selva numeraria,
para auxiliar al fonendo
al caminar por las espalda
o por el sonoro pecho
de la gente constipada.
La locura treinta y tres,
bien pronto se nos acaba,
cerca de la treinta y dos,
la treinta tres se nos marcha y...
antes del treinta y cuatro,
esta locura, remata.
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