sábado, 21 de mayo de 2022

NUESTROS RETRATOS

                             Tuvimos las suerte de encontrarnos con nuestros personajes de hoy en su boda, celebrada en Melilla, y en la noche de las vísperas de ella, al finalizar de una informal cena preparada en uno de los salones del Club Marítimo, lugar lleno de encantos, ante su grata sorpresa, la de los novios y familiares asistentes a ella, le hicimos entrega de este retrato.




                            Son TINA y ADOLFO. Ella es hija de nuestra sobrina Marimel y de Alejandro, con destino en la especialidad de neurología actualmente en su ciudad, Melilla, y él es el Jefe de Neurología en el Hospital de Granada. La profesión los reunió y tienen una encantadora y pequeña criatura, que los trae locos a todos, tanto a ellos como a sus abuelos, con los que pasa muchos momentos por razones laborales de sus progenitores y para que estos no se aburran, ya que están jubilados y tienen todo el tiempo del mundo para cuidar a su nietecita, cosa que hacen con todo el agrado del mundo.
                            En su boda lo pasamos bomba y hablo en plural, porque fuimos muchos de la familia Calabuig, los que nos desplazamos a Melilla para tal acontecimientos; ya que se casaba la hija de la que fue para nosotros, más que una sobrina, la hermana pequeña, pues al faltarle nuestra nunca olvidada Cuqui, se vinieron, tanto ella como su hermano José Ángel, a vivir con nosotros. Y crecieron con nosotros en la calle Teniente Coronel Seguí, en su número siete, en donde Pepita "la Modista", tu bisabuela, querida Tina, tenía su taller y tu madre, Marimel, coleccionaba vestidos realizados por ella, aunque siempre decía que no tenía nada que ponerse...; hasta que le llegó la hora de sus estudios superiores y juntos marcharon a Sevilla; ella al Colegio Universitario de Santa María del Bon Aire, en Castilleja de Guzmán y él, su hermano, a la Escuela Superior de Ingeniería, estudios que finalizaría en Madrid, residiendo en el Colegio Chino de la capital.
                            A lo largo de nuestras vidas y cuando ya teníamos nuestra residencia en la Península, en muchas ocasiones viajamos a Melilla, para reencontrarnos con nuestra gente, buscando siempre excusas para estas escapadas a la ciudad que nos vio nacer y en donde pasamos nuestra niñez y juventud y uno de los más gratos que hicimos últimamente ha sido, sin ninguna duda, el que realizamos con motivo de vuestra boda, queridos Tina y Adolfo.
 










                              

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