23.- EL DÍA DESPUÉS
Lo lejano se acomoda
a estar y pasar corriendo,
dejando siempre regusto
de iterado amargo vuelo,
de algo que se nos perdió,
en la memoria del tiempo
Los instantes memorables,
en la historia de los pueblos,
se recubren de una costra
del más resistente acero,
difícil de corroer,
en los días venideros.
Sin embargo, nos encontramos,
en libros o documentos,
algo, que un solo instante dure,
con tintes de verdadero,
cuando pasa la barrera
del presente traicionero.
A partir de ese instante,
el pasado se hace dueño
de los días, de los siglos,
de los ínfimos momentos,
del soplo huracanado
y del más sumiso viento,
dejando sobre los hombres
nubes de frágiles sueños,
estampas desdibujadas,
retahila de recuerdos.
Las bellas bodas reales
no gozan de privilegios,
llegan y pasan volando,
como las otras, del pueblo,
y si en algo se distinguen
de los casorios plebeyos
es que, sin a veces, hiparlo,
entre todos pagaremos,
voluntarios, a la fuerza,
por la cara, por derecho.
A cambio, la realeza,
para proteger sus puestos,
atenta, nos regalará
imágenes de bello cuento,
a guardar en las retinas
como frugal alimento.
Si pasados unos dias,
de tan especial evento,
seguimos aún atados,
a aquel real casamiento,
vendrá el día después,
con sus recios argumentos,
a recordarnos a todos
que, la vida no es un cuento,
de enamoradas princesas,
de príncipes herederos,
de dignos reyes y reinas
y de reales cortejos;
que hay que volver a la cancha
de las luchas, de los duelos,
de los pasos cotidianos,
de lo real, de los hechos,
y que hay mucho que "currar"
para ganarse el sustento,
para salir adelante
en estos caros momentos.
El Viso del Alcor, 23 de Mayo de 2022
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