21.- EL PALMERAL
Tengo un joven palmeral
en el corazón del pueblo,
de erguidas y altas palmeras
que buscan celestes cielos.
Sus palmeras altaneras,
musas de mis pobres versos,
son antorchas en el aire,
de verdes llamas al vuelo,
son columnas vegetales,
menhires de suelo yermo,
son cohetes permanentes
anclados en el terreno.
No dan madera, ni sombra,
no se quejan de su dueño,
ni se rompen, ni se quiebran
con los azotes del viento.
En el corazón del Viso
un joven palmeral tengo,
que me distrae y relaja,
cuando a su lado me encuentro.
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