Trazos, que del alma brotan,
de un Cristo, que amor derrama,
que con sus manos perdona,
sin necesitar palabras.
Líneas de firme trazos,
creadoras de esperanzas,
refugio de aires lejanos
y de una dulce mirada.
Rostro de paz dibujado,
con ocre de sangre amarga,
por la turba condenado
y muerte de madrugada.
Semana Santa de llanto,
de ramas de olivo y palmas,
de traiciones y quebrantos,
con salvación regalada.
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