miércoles, 30 de marzo de 2022

NUESTROS RETRATOS

                             Siempre resulta grato recordar a los nuestros, a los más cercanos, a los que ya se nos fueron al más allá y a los que aún tenemos en compañía de vida. Fuimos cinco hermanos, cuatro varones y una hembra; pero el cruel destino o como queramos llamarlo, la cosa da igual, nos arrebató de golpe a ella, la mejor de todos sin duda alguna. Crueldad paliada en parte porque ese mismo destino fue algo benévolo con nuestros dieciséis años, edad que teníamos entonces los mellizos, al regalarnos a sus dos criaturas, un par de retoños, que no llegan a sumar, entre los dos, ni los dedos de una mano, al venirse a vivir con nosotros. Con lo que se convirtieron en la práctica, cosa que nos alegró infinito, en nuestros hermanos pequeños, y que también dio algo de consuelo a nuestra santa madre, que volvía a ser golpeada por la cruda realidad. 

                           José Ángel, con nombre de sus dos abuelos, era el menor y creemos que no había cumplido los dos añitos y que se ejercitaría en sus incipientes andares por el largo pasillo de nuestro hogar. Marimel, su hermana mayor, andaría por las cercanías de los tres años; aunque por su viveza parecía gozar de algunos más. 

                            Pues bien, hoy nos hemos encontrado en nuestros archivos fotográficos el retrato de esta última, siendo una encantadora jovencita, que quizás respondiera a aquellos años en que andaba por estas tierras de Sevilla, estudiando Historia del Arte en la Unversidad Hispalense y residiendo en el Colegio Santa María del Bonaire, de la localidad aljarafeña de Sanlúcar de Guzmán.



                            En estos ratos nos resulta muy grato el ver este dibujo y el haber podido recordar a nuestros seres más queridos. 


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