miércoles, 26 de enero de 2022

VENTANA ABIERTA A LOS AMIGOS DE LOS "TEBEOS"

Entrega nº 114

LEONARDO

Bob de Groot y Philippe Liegeois

         Bob de Groot fue un guionista, sobre todo, y dibujante de historietas belga que nació en Bruselas el 26 de octubre de 1941, de padres holandeses y franceses, que comenzó su carrera como dibujante, siendo asistente de Maurice Tiellieux en su serie de Félix y que en gran parte de sus obras trabajo junto a Turk, hasta tal punto que se les llegó a conocer como De Groot and Turk.

         Con este y de guionista trabajó en la serie de Robin Dubois, para la revista Tintín y en la de Leonardo, que es la que asomamos a nuestra ventana hoy. También escribió episodios para Lucky Luke, dibujada por Morris, tales como El bandido mecánico (1981), Marcel Dalton (1998) y El artista pintor (2001).

         Otras obras suyas fueron: Alice au pays des Merveilles, en el año 1973, según guión de Greg, y en colaboración con Dany, Dupa y Turk, para las editoriales Le lombard y Dargaud. Durante los años 1977 y 1986 trabajó en la serie Chlorophylle, realizando 3 volúmenes y colaborando con los artistas Dupa y Walli, para la Editorial Le Lombard. Entre 1973 y 1984, trabajó en 9 volúmenes del personaje Clifton, colaborando con Turk y para Le Lombard y Dargaud. Estas  dos últimas series habían sido creadas por Raymond Macherot.

         Para Dargaud en los años 1987 y 1988, realizó colaborando con Philippe Francq y para Le Lombard, dos volúmenes de la serie des villes et des femmes.

         En 1989, junto a J. Landrain y para Le Lombard trabajó para la primera serie diseñada en su totalidad por computadora, titulada Digitaline.

         Y terminando el siglo XX 1999 y 2000, con el artista M. Rodrigue y repitiendo editorial realizó tres volúmenes de la obra Doggyguard.


         En cuanto al personaje de hoy señalar que la historieta se desarrolla en la época de comienzos del Renacimiento, aunque con algunos elementos del siglo XX. Leonardo, inspirado en Da Vinci, es un inventor y se considera a sí mismo un genio que vive en una pequeña ciudad y se pasa todo el día, cosa lógica, inventando “cosas”. La mayoría de estos inventos se asemejan a la tecnología moderna, con artilugios tales como televisión, extintores, automóviles y aviones, entre otros más extravagantes, como máquinas del tiempo o robots.

         A Leonardo le ayuda su inseparable Basile, un asistente sufrido y bastante renuente. Leonardo se refiere a su joven ayudante como “pupilo”. Basile, por su parte, le muestra poco respeto a su maestro, y no sin causa justificada, ya que su relación se asemeja más a la de un jefe despótico con su empleado que a la de alumno y maestro, además de tener que sufrir la arrogancia de Leonardo.

         De hecho, más que enseñar a su discípulo el método científico. Leonardo le ve como una cobaya para sus inventos y muestra poca simpatía cuando van mal cosas, lo que casi siempre sucede. Sin embargo, Leonardo espera que su discípulo se entusiasme por sus inventos, lo que hace que el ayudante repita a menudo con desgana su latiguillo “Yo sirvo a la ciencia y esa es mi alegría” (“Je sers la science et c´est ma joie”).

         El argumento más común es que a Leonardo se le ocurra una idea para un invento. Luego procede a despertar a su discípulo utilizando diversos medios que van desde los altavoces a los explosivos. Después de volado en pedazos o sufrir lesiones similares, el discípulo se reúne con él y procede a regañadientes a ayudar a construir y probar la última idea de Leonardo. La historieta termina a menudo con el discípulo cubierto de yeso  y vendas o teniendo que ir al hospital.       

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