jueves, 16 de septiembre de 2021

VENTANA ABIERTA A LOS AMIGOS DE LOS "TEBEOS"

Entrega nº3

ALÍ, EL GENIO DE LA LÁMPARA

Francisco “SIFRÉ” Pardo

         Alí, el genio de la lámpara es el protagonista más popular de los que creó el dibujante Sifré para la Editorial Bruguera después de largo periodo por la Editorial Valenciana.

         Sifré, historietista que firmaba siempre con su primer apellido, con o sin el acento, es un dibujante valenciano, natural de Alcira, que nació en el año 1940 y perteneciente , como Rojas, a la Escuela Valenciana del Cómic, buenos amigos y compañeros, que también terminaron trabajando en la competencia, en la más famosa editora de su época, la Bruguera de Barcelona.

         Muchos fueron los personajes creado por Sifré, a saber y por citar algunos, para la revista infantil de humor “Jaimito”, dio vida a El Dire Cocomascope, a La familia Ki-Ki-Ri-Ki, a Jipy, a Nicanor y a Pedrusco y Pepote. Y para la revista “Pumby” creó, cuando su estilo alcanzó una gran madurez a Boby, Peluca y El pequeño Sheriff, hacia finales de los años 60.

         A mediados de los 80, cuando la Editorial Valenciana está en claro declive, pronosticándose su cierre, Sifré y antes de que se produzca este hecho, compatibiliza su tarea en las dos editoriales, siguiendo un movimiento muy similar al de su amigo Rojas. Y fue en a barcelonesa Bruguera donde creó la serie de El Marqués Foca para la revista DIN DAN y la que hoy traemos a nuestra ventana, la de Alí, el Genio de la lámpara.

         El crítico especializado en la materia Pedro Porcel Torrens señaló acerca del estilo de este historietista que sus dibujos son de  una simplicidad sólo aparente, siendo el más intencionadamente infantil de la Escuela Valenciana, como se puede observar en sus figuras de cabeza grande y en su colorido tan llamativo.


Alí es un niño bienhechor que en cada historieta prestaba su mágica ayuda a quien se la pidiese, así como escarmentando a los ambiciosos villanos que se iba encontrando. Aventuras llenas de fantasías de las mil y una noches son las suyas y que además se dejan leer al paso de los años, teniendo en cuenta al público infantil al que iban dirigidas. Sin menoscabo de su calidad, y por la gran capacidad de síntesis, al saber en espacio tan pequeño contar algo que siempre nos atraía y llegaba a interesarnos.


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