Así vio CLIM a su repetido, allá por los finales de la década de los 90 del siglo pasado, cuando este pueblo, El Viso del Alcor, le regaló el honor de ser su Alcalde. Gordito que estaba el muchacho, no por la satisfacción de aqueste nombramiento, sino porque casi siempre estuvo algo metidito en carne, como suelen decir las mujeres del lugar. A estas alturas no molestan las "sonrisitas", porque yo mismo, al verla, no me he resistido a la tentación y hasta llegué a la risa. Y si hay algo que me consuela, contemplándola, es que me puso cara de buena gente mi siempre y bien querido hermano Clim.
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