viernes, 4 de junio de 2021

QUINCE MINICUENTOS DE MI NIETA ADELA

 Entrega nº 12

        Adela no tiene obstáculos para desbordarse en cuanto a su imaginación. ¿A que pocos niños no les hubiera encantado en su cumpleaños que le regalasen un “unicornio” y que además le permitiera volar con él?...

         Y cuando terminemos con este minicuentos sólo nos quedarán tres para publicarlos aquí. El tiempo pasa como las cosas que ocurren en todas estas pequeñas historias que nos cuenta Adela.

 

¡QUÉ SORPRESA!

   Hola, chicos.

         Un día, el de mi santo, me regalaron una cosa que me dejó sin habla.

         ¡Vaya sorpresa!

         ¿Queréis saber cuál fue el regalo tan sorprendente?

         Seguro que no os lo imagináis. Lo mismo me ocurrió a mí hasta que lo vi.

         Me regalaron un UNICORNIO. Sí, de verdad, un unicornio precioso.

         Tenía las alas multicolores y una cola rizada de color azul, amarillo y rosa.

         Su pelo era larguísimo y llevaba una hermosa trenza de color rosa, con flores de diferentes colores.

         Volaba por el cielo y de verdad que me encantó, porque además brillaba como el cristal.

         Juntos volamos por muchos países y un día cuando lo hacíamos por un espeso bosque, de pronto nos encontramos con la bruja Marilenta, que además de lenta como aparecía en su nombre, era muy malvada.

         Aquel día con un conjuro me quitó el unicornio mientras volábamos y caí desde el cielo hasta los árboles del bosque y menos mal que estos estaban muy tupidos y sus abundantes y suaves hojas amortiguaron mi golpe y pude bajar hasta el suelo sin problemas.

         La bruja Marilenta encerró a mi unicornio en el sótano de su vieja casa, ya que lo único que quería de él era el quedarse con sus poderes mágicos, que tenía muchos.

         Para rescatarlo tuve que atravesar diferentes partes de este gran bosque. Primera fue la parte que tenía los árboles frutales, que era muy curioso porque todas las frutas tenían vida. Como no tenía hambre no cogí ninguna y me dejaron atravesarlo sin que me pasara nada.

         Luego me encontré con la parte de los árboles de los cuentos, donde me encontré con Peter Pan, que tuvo la gentileza de acompañarme, al ver mi preocupación, a la parte donde vivían la mayoría de los animales, la más peligrosa.

         Al llegar allí escuché un ruido que salía de un árbol que tenía muchas ramas pero que estaba muy seco, donde se encontraba como si fuera una más de ellas la guardiana de esa parte, una vieja y fea serpiente. Conseguí engañarla diciéndoles que era amiga de la malvada bruja, que me había invitado a su casa.

         Por fin llegué a la vieja casa de Marilenta y liberé a mi unicornio aprovechando que estaba dormida como un tronco junto a la chimenea.

         Desaté sus ataduras y muy despacio, sin hacer ruido, salimos del sótano y de la vieja casa por una ventana que se había dejado abierta la bruja, llevándonos su escoba para que no pudiera seguirnos cuando se despertara.

         Una vez al aire libre nos fuimos volando con dirección a nuestra casa y nunca más volveríamos a aquel maldito bosque.

         Y COLORÍN, COLORÍN, este cuento llegó a su fin.

 

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