jueves, 24 de septiembre de 2020

En tiempo de PANDEMIA

 

Entrega 2. Escrito 5

MI PRIMERA SALIDA DESPUÉS DE… 

     El miedo, ese poderoso caballero que se dedica, en sus muchos ratos de ocio, a meternos en el cuerpo y en el alma, toneladas de recelos, dudas, desconfianzas, temores y demás aprensiones, cumplió con nota su macabro trabajo de asustar al personal. El miedo, ese eficaz gentilhombre, invisible señor, nos regaló eso que llamamos, sin saber por qué, “coronavirus”, pandemia que nos tiene acobardado a medio mundo y deprimido, en extremo, al otro medio.

      ¡Vaya panorama! El confinamiento, mandamiento obligado de permanencia, a las buenas o a las malas, en la casa de cada uno, acabó en encierro permanente, en encarcelamiento casero, bajo pena de sanción y multa, su incumplimiento. El confinamiento, por quitar “hierro” al asunto, se alió con el “confitamiento”, agotando las existencias de harina, de azúcar y de levadura, y propiciando el engorde de sus pasivos y pacientes consumidores.

     El miedo, el confinamiento y sus sufridores, recibieron con albricias, las anunciadas SALIDAS al mundo de antes, para muchos, casi desconocido. El miedo, invencible, como de costumbre, se inventó un nuevo miedo, el miedo a salir a la calle. El confinamiento, quemado por su duración, recibió con gratitud no disimulada sus proximidades al “the end”. Y los sufridores, de todas las edades y estados, celebraron alborozados y alborotados las condicionadas SALIDAS. ¡Ojalá, éstas, no propicien un maligno rebrote del “Coronavirus!

      Los primeros en enfrentarse a las desiertas calles fueron los NIÑOS, Los pequeños cumplieron bajo la atenta mirada y vigilancia de alguno (no más de uno) de sus mayores. Las desbandadas del primer día se han ido normalizando. El miedo, no desaparecido del todo, cumple su misión de atemperar y suavizar el comportamiento de los menores.

      Después de ello, llegaron las FASES de la desescalada. Don Pedro, el amigo de Pablo, Trató de explicar, a lo Groucho, sus FASES, perdiéndose irremediablemente en casi todas ellas, en la nominación, en el orden y en el contenido, ¡Qué artista nos ha sido “regalado”! ¡Sus ruedas de prensa siempre terminan convirtiéndose en galimatías pura y dura! ¡Ser tonto y engreído ni te elevan a los altares, ni son virtudes políticas, ni teologales!

      Y porque tenía que llegar, como todo, llegó mi día, el nuestro, el de los ancianos.  Los “dueños” de este país, tan olvidado a veces, España, nos dieron permiso para abandonar nuestras “cárceles” unas horitas. No para correr, ni para tomarnos unos vinos con la familia y los amigos, ni para gozar de la compañía de los nietos. Sólo para pasear un rato.

      Y aquí la historia, vuelve a su punto de partida, al MIEDO, al “desacostumbro”, a los peligros del contagio, al seguir echando de menos a los tuyos. Y el miedo se enseñorea, se envalentona y te quita las ganas de salir y, en último extremo, hasta de vivir así.

      Resumen. No ha sido una grata experiencia, ésta, mi primera SALIDA.



     

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