Miércoles, 27 de junio de 2018.
A 331 días…
LAS VACACIONES ESCOLARES
Huele a Vacación Escolar y los sufridos padres y abuelos mayoritariamente
maldicen la hora de su llegada. Si antes,
padres o abuelos, tenían como obligado trabajo el traer o llevar a los
pequeños al cole; ahora, tienen la tarea de tenerlos, distraerlos y ocuparlos
todo el día y, los días son largos y no hay cosa peor que unos peques aburridos
o desocupados.
Los padres más precavidos buscan ocupaciones para sus vástagos que, en
la mayoría de los casos, son migajas ocupacionales dentro del larguísimo
periodo vacacional veraniego. Preparan, los que pueden, vacaciones turísticas
de playa o interior. Agotadora manera de consumir y sobrevivir a los calurosos
veranos. Si añadimos malos resultados en las notas del curso escolar, con sus
correspondientes recuperaciones, todo ello termina en martirio o en sacrificio
inmerecido. Y los abuelos, ¡qué contar de ellos! Si participan en las
vacaciones familiares, tendrán más tiempo para cansarse, para sentirse más
explotados, para descubrir en propias carnes el dicho de “Después de putos,
apaleados”.
Otros padres esperan pacientes y mohínos el ver venir los
acontecimientos. A la mayoría de ellos el verano les resulta una carga
demasiado pesada y, si no disponen de ayuda “abuelil”, termina convirtiéndose
en grande martirio.
Los abuelos y no descubro la pólvora, son piezas fundamentales en este
caluroso puzle. Madrugan, preparan las comidas, manejan a los pequeños, los
entretienen, los maleducan, los protegen, los miman, a cambio, muchas veces, de
ingratitudes, de falta de reconocimiento, de fáciles olvidos. En este país nuestro, tener unos buenos abuelos, es
una mina, es una envidiable fortuna, es garantía inequívoca de un exitoso
verano.
Los que siempre ganan son los maestros, culpables para padres y abuelos
de su padecer. El largo periodo vacacional es, de siempre, un envidiado
“sambenito” colgado sobre las espaldas de los docentes. Estos, también tienen
su “castigo” cuando ejercen de padres o abuelos.
Al
final de la película, todos estamos en el mismo barco, pequeños, padres,
abuelos y no nos preocupamos del inventor de la vacaciones escolares, sí, del
según como nos vayan éstas.
Como abuelo experimentado en muchas batallitas, como padre y docente,
como elemento integrante de esta popular
dicotomía, sólo me queda “gritar” ¡VIVAN LAS VACACIONES DE VERANO! Y las que
vengan también serán aplaudidas.

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