Martes, 18 de septiembre de 2018.
A 247 días…
MAÑANA DE ANÁLISIS Y DE ECO.
Asumido, como de costumbre, el ponerme en mano del vampiro, saca sangre
(en éste, mi caso, vampira)
La
cantidad del preciado líquido vital a extraer viene determinada por los
apartados a estudiar. En este caso, será bastante, pues estos son muchos. Los
generales y los referidos al tiroides.
Las buenas manos de la “sacasangre”, me garantizan la ausencia de dolor.
¡No quisiera equivocarme en esta ocasión! No me equivoqué.
Buen desayuno para recuperar con prontitud la sangre extraída. ¡Y que no
falte el jamoncito!
El
segundo paso médico de la mañana, una eco tiroidea. Siempre acompañada de una
amena charla con el doctor Valero. Buen
comunicador éste, metódico en su trabajo, anotador de sus miles de ecografías
realizadas a lo largo de su vida profesional. Temas de la conversación, las
tesis doctorales de los mangurrinos
políticos, empezando por el ocupa Sr. Sánchez, y sus maniobras de
distracción (eliminar a los aforados, la mezquita no es de la iglesia, la
exhumación de la momia de Franco, etc. etc.) Saludos a las auxiliares, amigas
de origen visueño y una larga espera de más de dos horas para la eco.
Aburrimiento extremo, fatiga y ganas locas de mandar a la porra (por no decir
otro sitio) las pruebas médicas.
Y ahora,
a esperar que los resultados de los análisis y de la eco contengan las buenas
nuevas de encontrarme en un estado de salud medianamente bueno. ¡Con poco me
conformo, Virgencita mía, déjame como estoy!
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