sábado, 28 de marzo de 2015

Reflexión marginal


RÉQUIEM POR UNA MANO ABIERTA

     Ni El Viso se lo merece ni, los de la manita abierta o los del olivo joven, se lo merecen. Un réquiem es algo muy serio, es algo triste y no deseado, es algo fúnebre y luctuoso. Un réquiem es el sombrío canto a la muerte, a la terrenal desaparición, a la partida definitiva hacia la insoportable nada.

     Y ¿Qué hicimos para merecer tan grande castigo? o ¿Qué no hicimos para recibir tan grande correctivo? Preguntas que vagan insolentes por los alcores visueños esperando acertadas respuestas de todos y de nadie.

     Y llegado el triste e insolente momento de la desaparición  de los sueños utópicos, de las quimeras regeneradoras, de los ilusionantes grandes ideales, no nos quedan lágrimas, nos sobran fatalismos e incomprensiones.

     Y en las cercanas páginas de la historia de El Viso, tuvimos, por más de una década, Alcaldes de la mano abierta, del añorado andalucismo. Alcaldes que salieron como llegaron, limpios de manos, de bolsillos y de almas, y que regresaron a su hacer cotidiano sin traumas, sin alardes, sin añoranzas y sin olvidos.

     Y hoy, entristecidos, acongojados por la indiferencia de los muchos visueños que, en otros tiempos, nos acompañaron, sólo nos queda el reconocimiento de nuestro fracaso, el respeto a una democracia por reinventar, el apego solemne e irrenunciable a nuestra tierra, Andalucía y, sobre todo, el deseo de que la siembra de Blas Infante fructifique para bien de El Viso, Andalucía, España y la Humanidad.

     Y después de la desaparición del “Andalucismo visueño”, no sería mala idea inventar un “Visueñismo” solidario y realista, sin ñoñerías, alejado de los fatídicos populismos salvadores y enemigo de la corrupción.



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