ALCORES DE AYER Y DE HOY
Desde Alcalá hasta Carmona,
los
Alcores se levantan,
con
los ojos en su Vega,
hija
de una mar salada.
Las
olas de sus albores,
que
el solano levantaba,
dieron
eterno relevo
a
las espigas doradas
de
trigos y girasoles,
nuevo
mar, en tierra santa.
Los alcores siempre fueron,
mirador,
rica atalaya,
orillar
y acantilado,
nunca,
maldita muralla.
En
los ayeres lejanos
se
hundieron todas sus barcas,
hoy,
sobre su piel terrosa,
los
caminos se entrelazan,
tejiendo
sobre la Vega
las
venas de la labranza.
La Vega, desde su Alcor,
despierta
francas miradas,
su
nítido aire difunde
aromas,
ricas fragancias,
que
vuelan, como palomas,
sobre
las casitas blancas,
de
estos pueblos que crecieron
con
ansias de contemplarla.
Vecinos de los Alcores,
de
la Carmo milenaria,
de
la Alcalá panadera,
de
la Mairena gitana
y
de El Viso del Alcor,
de
recoveras galanas,
guardad
Alcores y Vega
en
lo hondo de vuestras almas,
para
que nadie os despoje,
con
astucia y malas mañas,
de
estos dos grandes tesoros,
obsequios
de la tierra amada.
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