domingo, 29 de diciembre de 2013

Soneto

¡NUNCA FUE TARDE!

      Las palabras silentes o sonoras,
notas de sentimentales pentagramas,
brotan alborozadas sobre ramas
esbeltas, en predestinadas horas.

      Los llantos y las risas urden tramas,
cuando la grata esperanza, a deshoras,
hila sobre la piel, dulces doloras, 
alegres cantos, encendidas llamas.

      Y los humanos, gatos escaldados,
oídos sordos a truenos ajenos,
buscan, en los santorales, aliados.

     Fertilizan, tardíos, los terrenos,
eriales y páramos olvidados,
para hacer del dolor, goces serenos.

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