HOY
TOCA CONFESIÓN
Mi niñez lleva recuerdos
de
una Melilla dorada,
cristiana,
judía y mora,
mirando
al mar, sus ventanas.
La
juventud estampé
en libro de
breves páginas,
que
leí, sin darme cuenta,
en
unas pocas mañanas.
Pasé
de aventuras locas,
de
elegante indumentaria,
nadé
contra la corriente
en
las sendas cotidiana.
Viví
el cruel racionamiento
como
si nada pasara
y
padecí mordeduras
de
la estrechez, de la falta.
Cupido
me eliminó
de
su nómina sagrada,
ningún
amor encontré
que
mi corazón turbara,
sólo
algunos escarceos,
que
me supieron a nada.
Corre
por mis venas sangre
de
una mujer, más que santa.
La
bondad es fiel reflejo
de
la leche que se mama.
Adoro
las cosas bellas,
las
que engrandecen el alma,
detesto
la mediocridad
de
los genios de hojalata,
de
los artistas baratos
que,
ocultan sus grandes faltas,
en
inventos, abstracciones
y
otras muchas zarandajas.
Amo
la música buena,
la
popular y la sacra,
huyo
de los que gritan
como
ratas acosadas,
para
esconder sus carencias,
para
tapar su ignorancia.
Soy
soñador y romántico,
ser
utópico me agrada,
no
me importa ser Quijote
en
muchas perdidas causas.
Me
gusta sentirme pueblo,
temo
a las ciegas manadas.
Uso
los largos silencios
para
purificar mi alma,
para
sentir cerca a Dios,
para
no meter la pata,
y
hablo más de la cuenta,
cuando
los amigos callan.
Es
para mí la familia
una
experiencia sagrada,
nada
me sabe mejor,
sólo
pienso en conservarla.
Dios
me otorgó fácil mano
para
dibujar estampas
y
me negó la ambición
para
poder explotarlas,
fueron
el premio y castigo
de
una gracia regalada.
Quiero vivir y morir
sin
deberle a nadie nada,
y
cuando llegue el momento
de
emprender la última marcha,
quisiera
desde este alcor
ver
mi Melilla dorada,
cristiana,
judía, mora, y
su
mar, desde mi ventana.
Que bonito es leeros amigos repetidos. Fuerte abrazo
ResponderEliminarFrancisca, abrazos y gracias por animarnos a seguir manteniendo vivo el blog.
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