HOY LLORO TU
SILENCIO
Desde
que te conocí,
fuiste
reguero de voces,
refugio
de muchas almas,
crisol
de vivas reuniones,
fuiste
querida morada,
hogar
de señeros goces.
Entre
tus muros obesos,
el
aire de los alcores
señor
de las acogidas,
pintó,
con gratos colores,
mil
estampas familiares,
dichas
y grandes amores.
La
risa voló atrevida
por
alcobas y salones,
los
llantos sabios, huyeron
por
tus abiertos balcones
y
los sueños encontraron
mil
atrayentes rincones,
donde
esconder la fragancia
de
las humanas pasiones.
Los
días crecían horas
en
mágicas reuniones,
donde
los juegos reinaban
sin
atender a razones,
los
fríos cuerpos buscaban
los
braseros, en la noche,
para
quitarle al invierno
escarchas
de helados cortes,
y
las redondas camillas,
vestidas
con paños nobles,
eran
fraguas, eran hornos,
eran
tahonas de goces,
donde
las palabras daban
aldabonazos
de bronces.
El tiempo fue desgastando
aromas,
ricos sabores.
Ausencias
indeseadas
quebraron
los corazones,
la
vida se fue marchando
como
se marchan las flores,
dejando
sólo recuerdo,
donde
había olor a hombre,
donde,
los largos silencios
eran
invitados pobres
y,
el bullicio y la palabra,
alma
de bellas canciones.
Hoy
los muros silenciosos
entre
suspiros se rompen,
el
aire, solitario, huye
hacia
un poblado horizonte,
las
exquisitas fragancias
y
los humanos sudores,
el
viento los encerró
en
polvorientos arcones.
Hoy
he llorado tu silencio
con
lágrimas de pobre hombre,
hoy
no quiero tus recuerdos,
ni
saber dónde se esconden.
Hoy
lloraré las ausencias
ocultándome
en la noche.
Cruel
destino y loca muerte,
a
los dos, ¡Mis maldiciones!
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