¿QUÉ
SERÁ DE MI VIDA?
Con lánguido caminar
voy
recordando el pasado,
tratando,
¡loco de mí!
abarcar
con torpes manos
retazos
de joven vida,
perdidos,
hechos pedazos,
rotos
por el fiero tiempo,
convertidos
en harapos.
¿Qué fue de aquellos, mis días,
mis
horas, mis breves ratos,
consumidos
ciegamente,
entre
sueños, devorados?
¿Será cierto que se fueron,
como
silbo huracanado,
a
perderse en el olvido,
a
morir desamparados
en
las fauces de la nada,
donde
mora el desencanto?
Con lentos y cortos pasos
voy
recorriendo el presente
tratando,
¡loco de mí!
de
aletargar mis haceres,
de
detener, de aparcar,
entre
estas cuatro paredes,
el
tiempo que nos regalan,
entre
la vida y la muerte.
¿Qué será de éstas, mis horas,
entregadas
a su suerte,
incapaces
de alargar
un
segundo del presente?
¿Será cierto que se irán,
como
el agua de las fuentes,
a
perderse en ancha mar,
a
diluirse en su vientre,
para
nunca más volver,
para
morir para siempre?
Con miedos recorreré,
incierto
y angosto futuro,
pensando,
¡loco de mí!
que
ya nada es tan seguro,
como
la muerte que espera
tras
de los frágiles muros
de
una vida que se duerme,
con
los tantanes del mundo.
¿Qué será de estos, mis sueños,
inmaculados
y puros,
desconocidos
viajeros,
navegantes
del futuro?
¿Será cierto que vendrán,
que
acelerarán mis pulsos,
que,
a la postre, servirán
de
digno y postrer refugio,
de
un hombre que quiso ser,
hombre,
en este angosto mundo?
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