¡RENDICIÓN!
El pueblo se está rindiendo
como
lumbre que se apaga,
busca
fáciles senderos,
dejando
morir las brasas.
Y
a mí, retorcido leño,
se
me quiebran las palabras
y
una rabia contenida
acrecienta
en mí, la lástima
por
criaturas que se rinden,
presas
de abyecta pantalla,
pregonera
del mas gusto
y
de turbias payasadas,
de
macabro cotilleo
que
va degradando el alma.
El pueblo se está rindiendo
como
el sueño que se acaba,
hurga
en heridas ajenas,
olvidando
sus mandangas.
Y
en mí, envejecido tronco,
hojas
y ramas se escarchan,
cuando
los hombres se rinden,
a
unas hordas chabacanas
regidas
por los caudillos
de
las audiencias baratas,
capaces
de dar al aire,
con
altavoces de plata,
las
flaquezas, las miserias
de
la pobre especie humana.
El pueblo se está rindiendo
a
la mentira canalla,
a
unos fieros chismorreos
que
las mentes, abotargan.
Y
a mí, aprendiz de juglar,
perdedor
de mil batallas,
Quijote
de poca monta,
se
me está rompiendo el alma,
al
ver como en este Sur,
hecho
con ríos de lágrimas,
el
pueblo ya está rendido
a
la basura macabra,
a
los dimes y diretes,
a
los chismes de fulana,
a
los más grandes hermanos,
a
los golfos de una granja,
a
los dueños de las teles,
a
la gente charlatana,
a
los ídolos de barro,
a
muchos cantamañanas,
a
políticos corruptos,
a
los que pegan y matan
y
a muchos otros fantoches
que
al final, no valen nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario