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POEMA DE SEGUNDA PARTE
SE ME PERDIÓ UNA TARDE
Una tarde malnacida,
de esas que quitan el sueño,
se me perdió ¡Pobre mía!
mi pluma de escribir versos,
la de la punta dorada
y el capuchoncito negro,
la que sabía, al dedillo,
mis andanzas y secretos,
la que mucho disfrutaba,
llenando papeles nuevos,
de bulliciosas palabras ,
nacidas en grato juego,
para ser feliz poema
o puro entretenimiento.
Y desde entonces mis musas,
con mi pluma, se perdieron,
llevándose ansias y ganas
de componer nuevos versos,
dejándome ocioso, triste ,
apenado, vacante y hueco.
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