domingo, 9 de junio de 2013

Poema de niñez


CORRE QUE TE PILLA

     En soleada azotea
jugaban en aquel día
la mayor de las tristezas
y la eterna alegría,
con el corre que te pilla.
     Una niña pizpireta
y bastante presumida
el viejo juego contempla
entre la ropa tendida
bien sentada en una silla.
     La joven no se da cuenta
que el placer que ella sentía
y el conjunto de sus penas,
que andaban en tropelía,
son los que en el juego veía.
     Porque casi la atropella
fugaz se oculta su risa,
sin que pueda ser eterna,
fue rápida la desdicha
al cortarle su salida.
     Cuando de pena se queja,
el contento la acaricia,
despertó de amarga siesta
y dibujo una sonrisa
en su carita de niña.
     Mas la tristeza no cesa
en su afán de perseguirla,
corre con todas sus fuerzas
para otra vez malherirla
y deteriorar su vida.
     La alegría no desespera
y redobla su energía,
saca fuerzas de flaqueza
y nunca da por perdida
esta permanente riña.
     Y de esta absurda manera
va transcurriendo su vida,
unas veces con tristeza
y otras con dulce alegría,
con el corre que te pilla.

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