martes, 25 de junio de 2013

LAS NOCHES DE SAN JUAN (continuación)

    
      En las noches de San Juan,
Melilla viste de fiesta,
fiesta del fuego y del agua,
de testigo, las estrellas,
y, en una esquina del cielo,
la luna de plata, sueña
con bajar al Barrio Obrero,
para encender nuestra hoguera.

     La playa de San Lorenzo,
con sus aguas siempre frescas,
quiere ser concelebrante
con las cálidas candelas,
poniéndole a la jornada
dos caras de una moneda,
una, de ardorosos fuegos,
otra, de agua, en mar serena.

     Cuando los fuegos se apagan
y brasa, se hace la leña,
los melillense emigran
a buscar húmeda arena,
y remojarse los pies
a orillas de la mar bella,
donde las tranquilas aguas
con las arenas se espejan.

     No sé lo que hiciste, tiempo,
con las noches sanjuaneras,
si la perdiste por siempre
o cambiaste sus maneras,
si en el olvido, murieron,
condenadas por ser viejas.
No sé lo que hiciste, hombre,
con tus cálidas candelas.

     Sí, en la noche de San Juan,
piras de grandes luciérnagas
iluminaban Melilla,
encendiendo sus callejas,
¿Por qué apagar tradiciones?
¿Por qué apagar las hogueras
que, en las noches de San Juan,
entre alegrías y penas,
guardaban sus ilusiones
los niños de la posguerra?


Del Libro de poemas "365 y una poesías"

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