AMOR
En un recóndito alcor,
balconada
en rica vega,
descubrí
un grande amor,
tutelado
por estrellas,
por
luceros, soles, lunas
y
una venerada tierra.
El alcor prestó la altura,
la
vega, calma serena,
las
estrellas, brillos gratos,
los
luceros, luces bellas,
los
soles, suma pasión,
las
lunas, plata señera
y
la tierra, noble cuna,
para
descansar en ella.
El amor, nana soñada,
creció
cual enredadera,
tejiendo
entrañable alfombra,
suspirada
primavera,
en
los añejos telares
de
esta venerada tierra,
donde
los amores, madre,
corren
como gacelas y,
como
alegres gorrioncillos,
entre
los naranjos, vuelan,
dejando
en sus dulces aires,
de
amores, páginas llenas.
Hoy, amor, alimento sacro,
en
mi existir, pura esencia,
dádiva,
don y regalo,
quiero
donarte un poema,
ventolera
ciega y sorda,
hija
de mi gran torpeza.
¡Que,
regalarle al amor,
a
gran desvarío suena,
a
locura desatada,
aunque
éste, por amor sea!
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