viernes, 17 de mayo de 2013

Versos del enamorado V


VIEJOS AMORES


     Cuando la tarde se agacha,
buscando calma y sosiego,
se escuchan por los alcores,
madrigales y requiebros,
encendidas luminarias 
de ricos amores viejos,
crecidos en luengas noches
de esplendorosos luceros.

     ¿En dónde, añejos amores,
aprendisteis vuestros vuelos,
en dónde, amores, libasteis
el elixir de lo eterno?

     Envidias, pelusas necias,
navegan a ras del suelo,
mareas de incomprensiones
buscan la oreja del viento,
para contarle bajito,
las penas que llevan dentro
y, de paso, descubrirle
al viejo amor, sus secretos.

     En tibios amaneceres,    
melodías de silencios,
banderolas del amor,
procrean serenos vuelos,
palomas de los alcores,
aromas de amores viejos,
amores sublimizados
en las esquinas del tiempo.

     En ciegos anocheceres,
de lunáticos senderos,
los amores, ya crecidos,
rielan luces y destellos,
luciérnagas y fulgores
de la noche de los sueños,
envueltos en celofanes,
en melodías, envueltos.

     ¿De qué, estos grandes amores,
de qué materia están hechos,
que resisten, decorosos,
los avatares del tiempo,
los mohos de la rutina
y, al vivir, siguen creciendo?

     Amores, viejos amores,
cantos de aromas eternos,
descubrid vuestros arcanos
a tantos amores nuevos
que, en dorada juventud,
se quiebran, mustios, enfermos.
Amores, viejos amores,
páginas de hermoso cuento,    
confesad, sin dilaciones,
oportunos pregoneros,
dónde bebisteis amores,
dónde hallasteis los veneros
del cariño, la ternura,
de la comprensión y afecto,
y de aquello que atesora,
estos amores auténticos.

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