jueves, 10 de enero de 2013

Versos para caminantes


                          ¿QUIÉN, LOS CAMINOS, CAMBIÓ?

     Caminé, cuando fui niño,
por extensas avenidas,
desgastando pies y suelas
en mil idas y venidas.
Los caminos eran amplios,
pasajes llenos de vida,
donde el joven caminante
temperaba sus heridas.
Los diseños de las rutas
difusas e indefinidas,
lo marcaban los vaivenes
de la moda establecida.
El firme de las arterias
era de piel derretida,
tributo de los viandantes,
asfaltos en capas finas.

     Hoy, con cansino marchar,
voy por flacas avenidas,
busco obstáculos pequeños
para detener mi huida,
imparable testamento
de la gente malherida,
incapaz de marcha atrás,
cumpliendo su ley de vida.
Se va cerrando el camino,
se van quebrando las vías,
se angostan las viejas sendas,
las calles, son de mentira,
y yo, inseguro viandante,
ya transito a la deriva,
como perdido bajel
sobre las aguas bravías.

     ¿Quién, los caminos, cambió?
¡Qué poco al hombre quería!

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