miércoles, 16 de mayo de 2012

Versos de ordeno y mando


SILENCIO

Gallos de la madrugada
silenciad vuestros relojes,
que no quiero despertarme
rumiando mis decepciones.
Apagad kikirikíes,
ingratos despertadores,
que, en mi mente, yacen rotas
mis más bellas ilusiones.
Enmudeced los alientos
de vuestras pobres canciones,
que en mis oídos retumban
como sórdidos tambores,
despertando, en mis entrañas,
vientos de recios rencores.
Gallos de la madrugada,
estertores de la noche,
guardad vuestras letanías
en arcas de grueso bronce,
para que no se despierten,
en acre corazón de hombre,
veneros de pesadumbres,
ríos de rancios reproches.
Grillos de tempranas horas
y gallos madrugadores,
dejad crecer las mañanas,
olvidad obligaciones,
que los días se marchitan
sin necesidad de voces,
sin pararse ni un momento,
sin entender de relojes,
dejándonos los aromas
de unos quehaceres torpes
y de unos tiempos perdidos
en angostos horizontes.


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