EL
INVIERNO DEL HOMBRE
Invierno
de cercanías,
de
los últimos paseos,
de
despedidas silentes,
de
temidos desencuentros,
de
un ineludible viaje
hacia
paradero incierto,
con
billete sin retorno
a
lomos del frío invierno.
Con
triste aroma de muerte
que
rasga los pensamientos,
doblan
campanas de bronce,
sudarios
de parcos tiempos.
Jinetes
luengos de ayeres,
entonan
póstumos versos,
distraídos
celebrantes
de
las honras del invierno.
Caducos escaparates
de
votos y juramentos,
ornados
con los retazos
de
una vida con mil sueños.
Estampas
difuminadas
con
pátina de ocre alvero,
impresas
al caminar
por
las sendas del invierno.
Cuchillos
de piel en plata
cortan
hilos de frío hielo,
cordones
umbilicales
de
cuerpos vivos y muertos,
desgajando
con suspiros,
racimos
de tiempos viejos,
imposibles
de esconder
en
las arcas del invierno.
Cuerpos
añosos y ajados
roturan
viejos senderos,
dibujan
últimas huellas
de
póstumos escarceos,
dejando
sin completar
páginas
de bellos sueños,
robados
sin compasión
por
los hados del invierno.
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