sábado, 21 de abril de 2012

LAS ESTACIONES DEL HOMBRE (Continuación)

EL OTOÑO DEL HOMBRE

En el reloj del destino,
maestro de tiempos parcos,
mil arácnido efímeros,
con atractivos hilados,
tejen en nuestras mentes
telas de seda y esparto,
urdidas en recias ruecas
en las sendas del pasado.

Las blancas canas del alma,
sumario y aval de los años,
esconden las añoranzas
de mil instantes sagrados,
de mil imposibles olvidos,
en blanco y negro, grabados,
aturdidos responsables
de los aires del pasado.

Las roñas y las cicatrices,
rescoldos en todo humano,
infectan almas y cuerpos
de virus acomodados,
que espantan las ilusiones
en corazones dañados,
que roen las esperanzas
de otros tiempos del pasado.
Los mil felices recuerdos,
vividos y no olvidados,
rivalizan fraticidas
con pensamientos hermanos,
que pugnan con saña ser
del olvido rescatados.
Evocadores sublimes
de un rico y fértil pasado.

Cerca del finito invierno,
con nostalgias arropado,
el otoño de los hombres
ya jugó sus viejos dados,
cumplió con su fiel destino,
perdió su tiempo dorado,
ahogando sus caudales
en las aguas del pasado.

(Continuará)

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