AL MAR DE LA BALLENA
Ayer, el loco febrero,
me permitió visitarte.
Un día de dócil brisa,
de luz y de sol radiante,
preludio de primavera,
volví, de nuevo a encontrarte,
y sentí, como aturdido,
sones de viejos cantares,
el sonoro ronroneo
de tu bravío oleaje
y bebí, de un solo trago,
como vehemente amante,
los suspiros y el aliento
de tus salíferos aires,
y me sentí un hombre nuevo,
dispuesto a glorificarte
con un racimo de versos,
marineros de tus mares.
Ayer, al loco febrero,
yo no sé como pagarle,
me regaló la fortuna,
de verte, de contemplarte,
y mis ojos, entregados,
como ricos ventanales,
absorbieron, complacidos,
el flamear de tus bailes,
tus colores y tus brillos,
tu superficie cambiante,
tu romperte en la orilla
después de largo viaje.
Ayer, al loco febrero,
quise yo, recompensarle,
con este humilde poema,
dádiva de un viejo vate
enamorado del mar
y de su esencia insondable.
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¡Ay, el mar de mis amores!, que alejada estoy de él, entre fríos entre alergias, tan solo de lejos disfruto del. Ya huele a primavera ya mismo podré abrazarlo zambullirme en sus aguas, contemplando el horizonte imaginandome gaviota para posarme sobre el.
ResponderEliminarGracias Francisca por tu visita y tu comentario. Con seguridad pronto se cumplirán tus deseos de gozar del mar que tanto queremos y, en ocasiones, tanto añoramos.
ResponderEliminarAbrazos