domingo, 11 de diciembre de 2011

POEMA DE AÑORANZAS

CAMILLAS DE OTROS TIEMPOS

Añoro con pena grande
camillas de horas lejanas,
aulas de tiempos ilustres,
dueñas de las madrugadas,
victorias, sin paliativos,
de la bendita palabra,
catálogo primoroso
de las grandes cabezadas
y una suma exaltación
de la convivencia humana.

De madera era tu cuerpo,
vestido de gruesa pana,
para los pies, la tarima,
y de negro cisco, tu alma,
bendecido cada noche
con una dulce fumata,
aromada de alhucema,
¡Ay, Dios, qué bonita estampa!

El verbo era querido,
las prisas, siempre sobraban,
las lecciones y el recreo
las mismas sendas cruzaban
y un polvo de picardía
sobre sus mantos volaba,
dibujando en las caritas,
sonrisas y carcajadas,
que a nadie hacían daño
por muy lejos que llegaran.

Eras el cajón de sastre
donde todo se guardaba,
lo solemne, lo grandioso,
las más grandes chiquilladas,
la verdad, la fantasía,
los cuentos de Maricastaña
e infinidad de capítulos
de una historia inacabada.

Muchos amores prendieron
en el calor de tus brasas
y tiempo le faltó al tiempo
con la gente enamorada,
que aprendieron a quererse
en el ruedo de tu plaza.

Camilla de nuevos días,
¿Por dónde andará tu hermana,
aquella que, en luengas noches,
era señora buscada,
doncella de la sencillez,
la más cortejada dama,
refugio de pecadores,
tutora de la palabra
y la suma exaltación
de la convivencia humana?

¡Vuelve pronto, nunca es tarde,
y alegra las madrugadas!

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