miércoles, 23 de noviembre de 2011

LAS CUATRO ESTACIONES

Y después de este otoño vendrá otro invierno.

INVIERNO


Se rompe el cielo con roncar siniestro.
La serpiente de luz siembra en el orbe
monumental constelación de miedos,
moldeando vasta inquietud en el hombre.

Brotan de su seno gélidos vientos
para vestir de albor cimas de montes,
saciando la sed de los avernos,
y dibujar ígneos cielos de cobre.

El agua se desparrama sin tiento,
destruyendo el suelo y ahogando voces,
asolando aldeas con toque de muerto
que sólo es oído por los mismos pobres.

Desnúdase el árbol del verdor espeso
con melodías de tenebrosos sones,
convertido en rutinario esqueleto
acompañado de fieles temores.

Tiempo devenido en réprobo sueño,
de efímeros y repetidos humores,
que fenecerá en generoso encuentro
con el esplendor de miles de brotes.

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